En el Día Internacional contra la Violencia Machista, conmemorado el día
25 de Noviembre, en el IES José María Pereda nos hemos reunido toda la
comunidad educativa en el patio para condenar esta lacra que afecta a
nuestra sociedad.
52 mujeres han sido asesinadas en nuestro país a lo largo de este año
por sus parejas o exparejas, la última ayer mientras se celebraban actos
en todo el país contra esos asesinatos. Sin duda es necesario hacer una
gran reflexión de los motivos por los que
esto ocurre y educar a nuestro alumnado en actitudes de tolerancia y
respeto.
Durante el acto, presentado por la Directora, la Orientadora del centro
ha leído un manifiesto escrito por Reyes Miguélez Rodríguez, proesora
de Matemáticas y cofundadora de CAVAS (Centro de Asistencia a Victimas
de Agresiones Sexuales), tras ello un grupo
de alumnas han nombrado a las 51 mujeres asesinadas hasta ese momento y
por último se ha hecho un minuto de silencio en su memoria.
Ponemos aquí el texto íntegro que se leyó:
"El
día 25 de noviembre se conmemora el asesinato de tres hermanas en República
Dominicana. En 1999, la Asamblea General de Naciones Unidas asumió
esta fecha para celebrar el Día
Internacional para la Eliminación de la
Violencia contra las Mujeres, invitando
a gobiernos y oenegés a convocar actividades en torno a este problema que
traspasa fronteras, religiones, culturas y clases sociales para sensibilizar a
la opinión pública y disminuirlo progresivamente.
El
origen de la violencia contra las mujeres debemos buscarlo en el papel
predominante que el varón se otorga en la sociedad basado en una supuesta
superioridad y conseguido a costa de prohibiciones a las mujeres como el acceso
a la educación, al trabajo fuera de casa, a la cultura y a otros derechos que
se han ido consolidando en algunas sociedades como la nuestra pero que en otras
siguen vigentes (el derecho al voto, a conducir, a tener pasaporte, a
participar e incluso asistir a pruebas deportivas, a elegir marido, a vestir
libremente, etc…). Cuidado, porque a pesar
de estos avances están creciendo algunas ideologías extremistas que
cuestionan, cuando no niegan, la desigualdad de la mujer y la violencia
machista.
Cuando
se habla de violencia contra las mujeres inmediatamente pensamos en malos tratos, violaciones y asesinatos. Pero el maltrato va
más allá, aunque éstas son las manifestaciones más extremas, porque en todas
sus formas subyace la visión de la mujer cosificada, como un ser dependiente,
inferior y sin voz. Una forma de demostrar esta supuesta superioridad es
humillando, aislando y disminuyendo poco a poco la autoestima personal llegando
a considerarse una piltrafa y haciendo la dependencia respecto al varón cada
vez mayor.
Este
maltrato invisible, con componentes psicológicas pero implacable, es al que debemos estar
muy atentos porque comienza como una
forma de amor inmenso y poco a poco va transformándose en amor tóxico,
posesivo, con pequeñas prohibiciones, a veces indirectas haciendo sentir culpable
a la mujer si hace, o viste, o se maquilla,
incluso si está con amigas o familiares que a él no le gustan, o controlando su teléfono.
La magnitud del tema queda reflejada en unas
cifras escalofriantes: más de 1.000 mujeres asesinadas por sus parejas o ex
parejas desde 2003, cuando se empezaron a contabilizar, y 51 en lo que llevamos
de año.
Otro vértice de este problema son las
agresiones sexuales, uno de cuyos tipos es
desgraciadamente famoso en los últimos tiempos, las ejercidas en grupo, las llamadas “manadas”. Los expertos creen que este
fenómeno guarda relación con el consumo de la pornografía a través de las redes
donde se presenta a la mujer como un objeto y donde la violencia es
protagonista. Especialmente peligrosa es esta vía cuando es de iniciación a la
sexualidad y acuden a ella los jóvenes sin ningún filtro. Pero es evidente que
no es un problema nuevo por lo que no debemos fijarnos sólo en internet para
explicarlo. En las violaciones no se
persigue el placer sexual sino el deseo de dominación o de encubrir un complejo
de inferioridad que momentáneamente queda satisfecho. Esta última razón puede
también extenderse a los malos tratos y asesinatos.
Parece que en los últimos años la violencia
contra las mujeres ha experimentado un aumento, al menos en el número de
denuncias, y surge una pregunta ¿hay más agresiones o las víctimas se sienten
respaldadas y se atreven a denunciar? No
cabe duda de que hoy la sociedad y las instituciones han cambiado en España y
el que debe sentir vergüenza es el agresor y no se culpabiliza a la víctima.
Quiero terminar haciendo hincapié en que esto
no es “un asunto de mujeres”, es un problema social a cuya solución todos
debemos contribuir, aunque sea por propio egoísmo, porque las relaciones entre iguales son más placenteras
para todos: SI TU PAREJA ES FELIZ, PROCURARÁ QUE TÚ
TAMBIÉN LO SEAS.
Fdo.: Reyes Miguélez. Fundadora de CAVAS: Centro de Asistencia a
Víctimas de Agresiones Sexuales en 1987."
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