Dentro de las posibilidades de servicios gratuitos que ofrece la Web 2.0, Microsoft (como otros más de un modo similar) ha puesto a disposición de todo aquel que tenga una cuenta del tipo hotmail o MSN, nuevas herramientas para información, colaboración y compartición libre. Todos estos servicios se acceden a través de Windows Live Spaces.
Como en “El Pereda” somos así de inquietos con las Nuevas Tecnologías, pues nos hemos creado un “Space” para dar soporte a las nuevas posibilidades de información y comunicación. El hecho de que el Espacio de Windows Live compartido sea gratis y de 5 GB de tamaño (de momento), además de la fiabilidad del entorno que proporciona Microsoft, nos ha hecho decidirnos por este servidor en lugar de otros. El “entorno” puede recordarnos a educantabria, pero es mucho más ágil y eficaz, además de que somos nosotros los que controlamos el “qué”, el “cómo”, el “con quien”, y “para quien”.
Esto que planteamos aquí no es una alternativa al portal educativo educantabria; es una posibilidad de comunicación y desarrollo de competencias TIC en nuestro entorno educativo que podemos, y deberíamos, experimentar. Más allá de los miedos y “cazas de brujas” con las que pueden asustarnos estas nuevas herramientas de información y trabajo colaborativo, hemos de darnos cuenta de que son las mismas que ya están manejando nuestros hijos/as y alumnos/as. Si nosotros no aprendemos a “conectar” con ellos a través del mundo que conocen, nuestra capacidad de influencia formativa sobre nuestros estudiantes disminuirá al considerarnos unos “carrozas”, “antiguos”, “retrógrados” o cuando menos “estancados en tiempos pasados”. Ellos construyen su mundo día a día con las herramientas que encuentran a su disposición; si no les enseñamos a manejarlas de un modo constructivo, respetuoso y socializador, luego no nos quejemos si utilizan las NN.TT. únicamente para su ocio, vanalidades o peor aún, insultos y/o descalificaciones, etc.
Windows Live Spaces, así como los blogs o las wikis, son sólo otra forma de manejar contenidos en internet, que cualquier profesor puede crear y compartir desde su PC, en casa o en el trabajo, y no depender exclusivamente de lo que esté colgado en la página web del instituto (http://centros5.pntic.mec.es/ies.jose.maria.pereda) o del espacio de su departamento (el que lo haya creado, claro).
De momento vamos incorporando contenidos compartidos de libre acceso, pero hay posibilidades de compatición de contenidos exclusivos para, por ejemplo, sólo profesores.
Accede a contenidos compartidos del Pereda en:
No es necesario tener cuenta Microsoft (hotmail, MSN) para acceder a los contenidos que ponemos a tu disposición.
De momento, estamos creando una Biblioteca Virtual, cuyo contenido te puedes descargar libremente, accediendo a:
http://cid-2cf847f6cca8d96a.skydrive.live.com/self.aspx/books
LA VOZ DEL POETA
ResponderEliminarSe prolongó durante varios minutos más. El público, pegado a sus asientos, se retorcía inquieto esperando su comparecencia cuasi-fantasmal. El teatro, rebosante de rostros sudorosos, surgidos de los más variados estamentos de la sociedad. En las primeras filas, damas enjoyadas apoyábanse en maridos cuyas obsequiosas sonrisas se sumergían en otros encantos, furtivamente.
El populacho, ocupando las filas posteriores o apretujándose de pie al fondo del salón, murmuraba y criticaba a los que ocupaban las primeras filas.
Al fin salió al escenario. El silencio no cabía en el teatro. La ciudad entera compartía esos segundos en los que una extraña paz se mezclaba con el sabor de un dolor más allá de lo humano.
Se dirigió al centro del escenario, miró al público y comenzó a gesticular. Al principio la gente pensó que estaba indicando algo. Su boca, haciendo muecas, parecía querer hablar, pero ni un sólo sonido surgió de su interior. El público se inquietaba cada vez más, y hubo quien propuso el linchamiento, pero al ser gratuito el espectáculo, se conformaron con silbar y patalear.
En un esfuerzo supremo su palabra dió la impresión de salir, pero se ahogó en su intrincado foso. La gente comenzó a abandonar sus asientos no sin antes soltar un último silbido o abucheo. Las mofas fueron subiendo de tono a la vez que las filas más alejadas se sumaban al desfile hacia el exterior.
El teatro estaba vacío. Quedó, solo, el poeta de la voz, del trueno, que había incendiado la sala con tanta verdad..., y lloró, lloró afónico ante la sordera de sus conciudadanos, desconsolado, una vez más.
Bucólicor. (Publicado en la revista Baytiri nº4). El nombre de la revista es griego.